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sábado, 6 de abril de 2019

LECTURAS EN MARZO


El club de lectura se ha reunido dos veces en el mes de marzo para comentar los libros leídos.                                                  
La primera de las lecturas ha sido: El asesino hipocondríaco.

Resultado de imagen de el asesino hipocondriaco Novela divertida e inteligente de Juan Jacinto Muñoz en   la que encontramos intriga, obsesiones y asesinato.

El señor Y. protagonista de esta historia, debe cumplir su último encargo como asesino profesional, pero para conseguirlo tendrá que superar un grave obstáculo: no le queda más que un día de vida. 
En realidad, el enigmático asesino a sueldo que responde a las iniciales M.Y. lleva años muriéndose, desde el mismo momento en que vino a este mundo. Él se siente como perseguido por 'numerosas enfermedades' que vivir se podría considerar un milagro médico. 
Un cliente misterioso que se mantiene en la sombra, le contrata para matar al escurridizo Eduardo Blaisten. Debe hacerlo antes de que alguna de sus muchas dolencias acabe con él, el señor Y.
Su incomprensible mala suerte irá frustrando uno tras otro todos sus intentos de homicidio, y estableciendo una mágica conexión entre sus propias penalidades y los grandes males físicos, psicológicos e imaginarios, que torturaron a Poe, Proust, Voltaire, Tolstói, Molière, Kant y al resto de los hipocondríacos ilustres de la historia de la literatura y el pensamiento.


El segundo libro ha sido, El naranjo que se murió de tristeza  de Mónica Rodríguez. Un libro juvenil, finalista del Premio Hache.

El naranjo de la calle del Mediodía guarda varias historias. Este naranjo está en el pueblo, alejado de los otros que están en los huertos a las afueras.

Resultado de imagen de el naranjo que se murió de tristezaLa autora nos cuenta dos historias paralelas que tienen lugar en un pequeño pueblo del levante que vive del cultivo de la naranja: el presente, en el que Ali, la sobrina de la tata Josefa, tiene que adaptarse a la separación de sus padres; y el pasado, del que Josefa cuenta a Ali su amistad y complicidad con Lucrecia, cuando eran niñas, así como sus escapadas a ver a dos presos que barren las calles del pueblo y que identifica con su padre y su tío pero sin conocer con certeza quién es quién. 
Ahora Alicia y su madre viven con Josefa, en el pueblo. Las historias acercan a Josefa, Alicia y a su madre mientras el mismo naranjo, en el que se refugió de niña para vigilar el trabajo de los presos, es el que ahora (en el presente de la narración) se está muriendo.

Con una prosa cuidada y un ritmo lento en el que alternan historias de pasado y presente, la autora nos narra en apenas 120 páginas los sentimientos de los personajes. La trama tiene un silencioso protagonista, el naranjo.