Reunido el Jurado del X Concurso de Microrrelatos de la Biblioteca Belones ha decidido dar los siguientes premios:
Mejor relato: 1895 de Diego Serna Somoza
Nuestra más cordial enhorabuena a ambos.
CATEGORÍA MEJOR RELATO
Marie tiembla frente a las vías. Al observar el avance de la locomotora, un pensamiento fugaz ronda por su cabeza: ¿se habrá percatado el maquinista de su presencia? Pugna por mantener los ojos abiertos, pero termina por esconder la mirada tras su mano enguantada. Finalmente, aprieta los puños e intenta mantenerse firme en su decisión. Le ha costado mucho llegar hasta allí como para arrepentirse ahora, se dice. Finalmente, unos gritos a su alrededor consiguen sobresaltarla y debilitan su escaso valor. En última instancia, abandona el lugar que ocupa frente a las vías y aterriza sobre el suelo, dolorida pero a salvo; se consuela.
Desde las butacas contiguas, las carcajadas de sus acompañantes le hacen sentir avergonzada. En silencio, Marie se pone en pie y, una vez recompuestos falda y tocado, abandonada apresuradamente el Grand Café de París farfullando contra los hermanos Lumiére. “Maldito invento del demonio...”
CATEGORÍA MEJOR RELATO PARA AUTOR RESIDENTE EN EL RINCÓN DE SAN GINÉS
En el estertor de la batalla de Waterloo, tras una inmensa polvareda de humo, dos soldados enemigos se encontraron frente a frente a cierta distancia con sus respectivos mosquetes descargados. Tras eliminar la posibilidad de lanzarse al ataque a la bayoneta, ambos decidieron ponerse a cargar sus armas lo más rápido que pudieran. Uno de ellos chasqueó los dientes y se dijo a sí mismo ¿Qué será de mí si muero? Pero tuvo suerte en el disparo, y respiró aliviado, para a continuación, proseguir la marcha. Unos metros más tarde volvió a encontrarse frente a otro soldado, y de nuevo cargó su arma y chasqueó los dientes. Ese sería el mismo chasquido que años después, repetiría el viejo Conde de Marcemon cada vez que algo le perturbaba, con aquella, su nueva dentadura hecha con los flamantes dientes naturales de jóvenes caídos en la jornada de Waterloo.
"Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender" José Martí